Sunday, August 13, 2006

El Ser

De: Con los Ojos del Espacio.
Ciencia Ficción.
Se sentó a descansar, viendo su propia figura contrahecha deformarse aún más en el reflejo perturbado por las ondas de aquel estanque violáceo.
Suspiró. Fue un suspiro tan profundo que el eco rebotó varias veces contra la montaña de piedra, única elevación en la inmensidad sin límites de un horizonte plano.
Faltaba muy poco para terminar su tarea.
Después de haber viajado medio universo; después de haber descubierto rincones inverosímiles; después de ser un nómada sin tregua, víctima de su propio destino; pensaba que sería justo descansar —aunque fuese tan sólo un instante— de su misión, que como última parada lo arrojó a este planeta, ahora poblado por guijarros diminutos que se confundían en una alfombra pareja hasta más allá de la distancia, bajo el ardor abrasante de tres soles —uno rojo, uno azul y otro blanco, más pequeño— colgados al azar del cielo gris platino.
Mas; tendría que proseguir su trabajo, cumpliendo la etapa final de un itinerario de milenios.
Así, al levantarse, sintió el peso de todos sus siglos caer sobre su corrugada espalda, llena de alfileres de dolor; para luego contemplar con una postrera mirada indiferente la mole rocosa ante él.
Ya al pié de la montaña, tocó las piedras que la conformaban y gritó, con un aullido lastimero que hoy, eones después, sigue expandiéndose por todos los rincones del cosmos, desmoronando la montaña en fragmentos que se hicieron polvo.
Miró al horizonte. El sol más bajo, el azul, se estaba poniendo.

Todo había concluido. El ciclo había sido cerrado una vez más, y en esta ocasión para siempre.
La destrucción de otro planeta había sido todo un éxito.
Guadalupe, Antillas Francesas: 1979

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